Rosquillos
(Desde Soria con amor)
Hola
a tod@s!!
Como
van las vacaciones? Yo os traigo hoy una receta desde tierras sorianas, algo
que te ofrecen las vecinas cuando te paseas por las calles del pueblo de mi
suegra. No falla, siempre que voy hacemos rosquillos, y lo mismo pasa en las
otras casas del pueblo, si estás en Sarnago haces rosquillos!!
Esta
receta, que ha ido pasando de generación en generación, como todo lo bueno,
hace las delicias de todo el que la prueba, y son unos dulces ideales para desayunar
o para tomar con el café, como hacen mis suegros.
Aquí
os traigo la receta, y las fotos vienen directamente desde Sarnago, un
pueblecito tan pequeño de Soria que el primero que llega en verano o los fines
de semana enciende las 3 farolas que iluminan sus calles… Os recomiendo visitar
la zona, si lo buscáis lo encontrareis a pocos kilometros de San Pedro
Manrique, el pueblo donde pasan la hoguera descalzos la noche de San Juan... yo vuelvo con los ojos llenos del verde del
paisaje y los pulmones llenos de aire fresco y puro, una escapadita al año
debería ser obligada!
Ingredientes:
(Veréis
que esta vez las medidas son un poco diferentes…me he limitado a transmitir lo
que a mi me han explicado las más veteranas del pueblo, que me guiaron durante
la elaboración de los rosquillos)
- 6 huevos
- 2 sobres de levadura
- 6 sobres de gaseosa
- 14 cucharadas grandes de azúcar
- 12 cucharadas de aceite de oliva
- 1 vasito pequeño de anís
- Unas gotitas de zumo de limón o de su ralladura
- 1’5kg aproximadamente de harina tamizada.
Empezamos batiendo los huevos, añadimos el azúcar y
seguimos batiendo hasta que se integren; después incorporamos el aceite y el
anís mientras seguimos batiendo. Finalmente añadimos las gaseosas y la levadura
y seguimos batiendo mientras vamos añadiendo la harina tamizada poco a poco
para dar tiempo a la masa a absorberla.
Llegará un punto en que, si hemos
batido con batidora tendremos que sacar la masa e ir trabajándola manualmente.
Vamos añadiendo harina y trabajando la masa sobre una superficie enharinada
como si hiciéramos pan, con movimientos envolventes hasta que la masa nos quede
elástica y no se pegue a la mesa.
Cuando ya tenga esta consistencia la dejamos
reposar tapada con un trapo una hora aproximadamente.
Cuando haya pasado este tiempo colocamos en el fuego
una sartén con abundante aceite y lo calentamos.
Mientras el aceite coge temperatura empezamos a hacer
los rosquillos: según me dijeron la técnica consiste en hacer dos bolitas
iguales, juntarlas una encima de la otra, y abrir el agujero en medio; haced el
agujero grande porqué al freírlos los rosquillos crecen y pueden perder el agujero
con tanto crecimiento…
Si tenéis niñ@s o espíritu artístico podéis hacer con
la masa formas variadas: muñequitos, corazones, bolitas…lo que se os ocurra, y
luego jugar a adivinarlos cuando os los comáis, porqué como ya os he dicho
crecen bastante en la sartén…nosotros lo hicimos y nos echamos unas risas con
el resultado final! J
Pues eso, que con el aceite bien caliente freímos los
rosquillos y cuando tengan un color bien doradito los sacamos del fuego y los
ponemos sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Una vez se
enfríen están listos para comer!!
En mi casa hay quien los prefiere calentitos recién
hechos y hay a quien le gustan más fríos… lo que sí os puedo decir es que los
rosquillos se conservan semanas y semanas bien tapaditos en un envase que los
preserve de humedad (en el pueblo los guardan en cajas de lata).
Os animo a hacer esta receta una tarde o una mañana en
la que os apetezca entreteneros un rato, entreteneros no por difícil, si no por
pasar un ratito dando forma a los rosquillos y jugueteando con la masa…y si
tenéis niñ@s por ahí les va a encantar hacerlos y después comérselos porqué
están ricos ricos!!
A seguir disfrutando de las vacaciones y de sus
posibilidades gastronómicas!!!! J
Besitos!
Glòria.
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